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La
inocencia de muchos juegos de conjunto, fue reemplazada por el individualismo
de la computadora que en la mayoría de sus juegos propone a los chicos
“eliminar” a sus rivales, lo que según interpretación de algunos especialistas
constituye un claro signo de inducir a la violencia.
A
principios del siglo XXI surgieron los “cyber” en los que los chicos se
“asociaban en red” para jugar a “eliminar” rivales virtuales, lo que obviamente
y al igual que el ejemplo anterior, impone la competencia violenta.
La
falta de legislación actualizada al respecto, impide un control real sobre lo
virtual. Los chicos pasaban horas enteras en los “cyber” mientras sus padres no
sólo ignoran el nivel de los programas que manipulan sus hijos, sino que en la
mayoría de los casos los desconoce. Hoy, los “cyber” ya son “antiguos” porque
las conexiones domiciliarias son moneda corriente y los chicos pueden jugar y
competir en red con sus pares de todo el mundo desde su propia casa.

De chicos
andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad ni bolsas de aire
(airbag). Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y
todavía lo recordamos.

Salíamos
a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer. El colegio o
escuela como comúnmente se denominaba, duraba hasta el mediodía o hasta media
tarde. Llegábamos a casa a almorzar o a tomar la leche, según al turno que
fuéramos. No teníamos celular, así que nadie podía ubicarnos.
Nos
cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una
demanda por estos accidentes. Nadie tenía la culpa sino nosotros mismos.
Comíamos masitas, bizcochitos de grasa, pan y manteca, dulce de membrillo con
queso, tomábamos bebidas con azúcar y nunca teníamos exceso de peso porque
siempre estábamos afuera jugando. Compartíamos una bebida entre cuatro tomando
en la misma botella y nadie se moría por esto.
No
teníamos Playstations, Nintendo, Juegos de video ni 180 canales de televisión por
cable, videograbadoras, cine, sonido surround, 2 D, ni 3 D, ni HD, ni celulares personales, computadoras, chat rooms
en Internet... no, por ese entonces esas cosas no existían pero… teníamos
amigos.
Salíamos
de casa, nos subíamos a la bicicleta o caminábamos hasta lo de un amigo,
tocábamos el timbre o sencillamente entrábamos sin golpear y desde allí salíamos a jugar… síííí… ahí afuera!!!